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Posted by :
Gonzalo Abadia
10/7/13
No me creo tu defensa de los derechos ni tu falsa pose para ayudar a los más desfavorecidos. No me creo tu supuesta solidaridad. De hecho no te la crees ni tú. Se esfuma todo en ese minuto antes de cerrar los ojos por la noche y en el que te ves tal y como eres de verdad. Y no consigues dormir bien aunque digas que sí.
Sabes que ser tóxico está de moda. Lo vistes con otra marca, pero está de moda. Está, de hecho, hasta en la sopa. Y se viste de democracia. Y llama anti demócrata a todo aquél que no baile a su compás. Esa es tu democracia tóxica, esa es tu igualdad desigual.
Porque la democracia es muy guay hasta que te toca los cojones. Entonces no mola tanto. Entonces ya no somos tan iguales. Y me vendes la idea de que tu democracia - la de los tóxicos - es la única verdadera y que, si se ve obligada a ridiculizar todo aquello que no sea de su cuerda, es porque en realidad nos salva, y si no, me dices que mire cómo es capaz de organizarse espontáneamente para ocupar plazas y avenidas y difundir la verdad democrática.
Y miras la cantidad de amiguetes que están a tu lado a las maduras (nunca a las duras) y parece que eso sea un argumento definitivo. Cuando en realidad parece una clase de gimnasia de dinosaurios emporrados.
Eres demócrata, sí, pero eres tóxico. Muy tóxico. Intoxicas por medio de falsas promesas, de falsas solidaridades, de echar siempre la culpa al otro, de considerar que hay gente mejor o peor, gente que merece vivir. Incluso gente que ni es gente porque no tiene cara, todavía. Porque ese - al que no ves - te molesta, porque crees que te va a molestar, porque crees que no merece vivir en este mundo tan jodido. Porque lo haces por él. Porque le estas ahorrando sufrir. Porque cada minuto de sufrimiento de TU vida no merece ser vivido por SU vida. Y, mientras, pasa otro minuto en este jodido mundo. Y otro. Y tú sigues. Y él ya no.
No me gustan tus movidas. Porque intoxicas, porque eres un zombie, un muerto viviente, un gaseoso. Porque te caes con todo el equipo, porque nada te aguanta. Porque hablas de tonterías mundanas y pones a parir a todo el que intenta profundizar. Porque has decidido mandar a tomar viento todo lo recorrido hasta ahora. Porque te agarras a un clavo ardiendo.
Porque eres tóxico. Aunque creas que no. Eres muy tóxico.
Pasarás de moda. Pasarás sin pena de gloria. Tu vida se resumirá en una serie de intoxicaciones. Banales, etéreas y melífluas. Y generalizadas.
Pero recuperaremos el terreno. En lo personal, en lo político y, por supuesto, en lo social. Sólo hay que esperar. Cuanto más subas, mayor será el lechón que te metas.
Sólo espero que el daño que haces a todos no sea irreversible.
Y recuerda: lo tóxico, si es gaseoso, se hace irrespirable. Pero acaba pasando y desaparece.