Posted by : Gonzalo Abadia 18/2/13



Cambiar la historia, sin más, es un concepto tan sencillo que de simple se convierte en imposible. Levántate un día y culmina aquello en lo que trabajas y vete a dormir sabiendo que has cambiado la historia. Hala.

B16 va y en un latín de los que se pondrá de moda, suelta que no puede, que no sigue. Zasca. Que, como ya anunció hace medio año, cualquier Papa si no está en plenas facultades – físicas, psíquicas o espirituales- no sólo puede sino que debe dejar su cargo. Y sale y en ese latín suelta su renuncia y pide perdón por sus defectos.

Y zasca otra vez. Sin más.

Me voy. Sin más.

Y, ya con la carnaza expuesta, salen los carroñeros de un color y de otro, altos, bajos, guapos, feos, ateos, creyentes, graciosos, actores, amantes, andantes y alguno que otro cura despistao… (pareciendo un poco a la canción de mecano), y todos dogmatizan y categorizan sus saberes y empiezan a decir la sarta de estupideces tan previsibles.

Me limité a valorar y a comentar lo que observaba desde la azotea de mi twitter. Solo quería ver quién estaba a la altura. Muchachos: la última vez que se dio una noticia así no existían la mayoría de cosas que tenemos hoy en día. Alguna duquesa e incluso alguna cupletista eran unas crías. Aunque parezca mentira.

Y tuvimos la retahíla de frases más o menos ingeniosas, rozando el ridículo y el patetismo, de una panda de pseudo progres en lucha con otra panda de pseudo integristas que daba miedito. Por lo uno y por lo otro. Es más: lo del integrismo es esperable. Pero lo de la progresía hablando hasta la saciedad de la Iglesia, del Papa, hablando de modernidad, hablando, hablando, hablando…  me ha hecho dudar de muchas cosas. Entre ellas de si esto es una excelente campaña de la Iglesia para conseguir ser trendging topic mundial, pero no virtual sino real.

Cinco días después, 150.000 personas – repito 150.000 – estaban en la Plaza San Pedro y en la Via della Conciliazone con pancartas, mensajes y lágrimas de apoyo y agradecimiento a B16. Que yo sepa, no hay líder en el mundo que tenga este efecto emocional tan inmediato e impactante, McCartney a parte.

En una semana, B16 ha conseguido dar un golpe de mando, demostrar que el hombre es hombre y que la cruz es muy pesada para llevarla mientras quien te ayuda, además, te pone zancadilla. El problema no es la progresía sino el integrismo corrompido.

Yo a B16 le doy las gracias por luchar con fuerza contra la pederastia, contra temas como  el de Maciel y contra todo aquello que aleje a la Iglesia de la genial idea de Jesucristo. Quien todavía siga pensando que no ha habido lucha contra estos temas le pido, sinceramente, que siga tocando su bandurria. Pero que sepa que esto es un concierto de un piano solo.

Y a B16 también, cómo no, le echo en cara que esto no se nos hace: no estamos acostumbrados a recibir lo que se espera, no estamos acostumbrados a ver que la honestidad y la integridad se esgriman sin aspavientos. No puedo admitir que algo tan viejo, tan inamovible…sea moderno por un día, sea atractivo y admirable. No me hagas eso Benedicto. Que ahora que estamos todos tan tranquilos con nuestros temillas nos tendremos que tragar un mes de Iglesia, Vaticano, y Papas hasta en la sopa.

Y, a este paso, puede que adquiramos cultura, nos apasionemos con la historia o incluso, haya algún inconsciente que se convierta y crezcan las vocaciones. Y eso no se nos hace.

Vete, sin más. Y yo, mientras, voy a medir la cantidad de honestidad que hay que tener para poder llegar a la estratosfera en la que ya estás situado.

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